– por Juan Seoane, 8 de febrero de 2022.
Hoy hay un sinnúmero de empresas que están invirtiendo millones de dólares en la transformación digital de su negocio. Sin embargo, muchas veces estas iniciativas fracasan, o bien los resultados prometidos tardan en materializarse, o el retorno de la inversión dista de lo que se había estimado.
Como escribió Nitin Seth en “Winning In The Digital Age: Seven Building Blocks of a Successful Digital Transformation (Penguin, 2021):
“a pesar de las importantes inversiones en iniciativas de transformación digital, su impacto ha sido decepcionante”.
Es como que los gigantes digitales cada día crecen más y multiplican exponencialmente su valuación, mientras que el resto de las empresas se desgastan en sus esfuerzos de transformación digital obteniendo a cambio ganancias limitadas.
Existen diversas razones que frustran o dilatan estos resultados, ya que estas iniciativas exigen una transformación profunda de las compañías que abarcan aspectos de negocios, técnicos, culturales y de organización.
Adicionalmente, demandan muchas habilidades de distinta índole que deben verse reflejadas en los diversos estratos de la organización. Por ello, uno de los motivos principales por los que estas iniciativas fracasan está relacionado a la falta de una preparación adecuada del equipo directivo.
A veces el problema radica en que por falta de conocimiento o de autocrítica, el equipo directivo no visualiza sus propias limitaciones. Esto complica aún más la situación, ya que siendo parte del problema, el diagnóstico que ellos mismos hacen generalmente apunta a factores que no los incluyen.
Entonces, ¿cómo evaluar si el equipo directivo de tu empresa está listo para emprender o continuar el viaje digital?
Dejando de lado la sugerencia políticamente incorrecta de que cada tanto se miren frente al espejo (¿a veces no estaría mal, no?), aquí te dejo cinco aspectos claves a considerar:
● Conocimiento de la Tecnología: hoy las compañías deben revisar frecuentemente su propuesta de valor y sus formas de hacer las cosas para permanecer competitivas. Para ello, los integrantes de la Dirección deben evolucionar al ritmo del negocio, adquiriendo nuevos conocimientos y familiarizándose con las nuevas tecnologías desde el entendimiento acabado de qué posibilidades brindan como habilitadoras de modelos innovadores o como palancas de crecimiento.
● Utilización de los Datos: la intuición ya no resulta suficiente para obtener ventaja competitiva en un mundo que está plagado de datos. La dirección debe tener una cultura de decisión basada en los datos, conocer a sus clientes y sus hábitos de consumo, proyectar su mirada más allá del producto hacia los servicios que puedan estar asociados. Deben entender cómo se relacionan los usuarios de distintas generaciones con sus marcas y trazar estrategias a partir de estos insights.
● Agilidad en los procesos y cultura de experimentación: el mundo digital está relacionado con el concepto de agilidad, la posibilidad de salir al mercado con productos innovadores y de manera rápida. Esto implica dejar atrás viejas formas de estructurar los procesos de trabajo y decisión, para adoptar metodologías que permiten acelerar los tiempos de go-to-market. Tener una cultura orientada a la experimentación, a la prueba y el error, a lanzar MVPs de manera rápida al mercado y medir los resultados. Muchas veces las corporaciones lanzan iniciativas de transformación, pero a la vez conservan jerarquías de autoridad regidas por dinámicas de comando-y-control, dándole enorme ventaja a los competidores que nacieron con una cultura digital o lograron “aggiornarse”.
● Conformación del Equipo: el equipo directivo debe ser multidisciplinario y debe estar apoyado por un ecosistema de socios y proveedores que les permita potenciar la propuesta de valor, respaldándose en las nuevas tecnologías y formas de colaboración ágiles. Determinar cuál es la mezcla de skills apropiados que el equipo requiere para que en su conjunto neutralicen sesgos y colectivamente ofrezcan el mejor liderazgo posible.
● Manejo del talento: por último y no por eso menos importante, deben estar preparados para competir por incorporar y fidelizar talento que es global, especializado y muy escaso, teniendo que ser muy flexibles y muy creativos respecto a la oferta de valor hacia los empleados.
Como conclusión, el equipo directivo debe ser capaz de adaptarse rápidamente al contexto competitivo, ajustando los procesos y la organización de forma ágil y basando sus decisiones en inteligencia de mercado e insights de los clientes. Debe estar familiarizado con las tendencias tecnológicas y en modo de aprendizaje continuo. Adicionalmente, administrar las expectativas de los talentos con flexibilidad y complementar las capacidades del equipo propio con una red de colaboración.
Parece mucho, no? Pues si lo es!
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